Zinedine Zidane fue claro este verano. Desde el primer día que terminó la temporada 19/20 visualizaba la nueva campaña con dos patrones claros, quién quería que siguiera en su barco y quién no. En este último destacaban dos nombres por encima del resto. Eran los de James Rodríguez y Gareth Bale, con una aparición testimonial en el curso que acaba finalizar, sobre todo en el caso del colombiano.
El francés no quería que pasara otra vez. Arrancar la temporada con dos jugadores que no le encajaban en su planes era un problema. Siempre lo fue. Pero por términos de contrato y dificultades de mercado se podían entender ciertas situaciones, sobre todo con el galés. La nueva temporada 20/21 quería que fuera diferente. Zidane fijó líneas rojas y las de James y Bale eran claras. Debían hacer las maletas. No quería tenerles entre el grupo y que se volvieran a generar situaciones indeseadas.
Así las cosas, durante el mes de septiembre se cumplieron los deseos de Zidane. El club resolvieron la vinculación de James Rodríguez y firmó tres temporadas con el Everton. Se iba a la Premier League, a los toffees, junto a un Carlo Ancelotti que fue el que mejor fútbol sacó de él vistiendo la elástica blanca. Con Gareth Bale se logró lo que parecía imposible, mandarle cedido rumbo de vuelta a Londres. Con contrato hasta 2022, estará cedido hasta este verano del recién iniciado 2021 en el Tottenham Hotspur de la mano de José Mourinho.
En un principio, podía llegar a parecer contraproducente que Zidane decidiera no contar con ambos jugadores. Pese a su rendimiento y la falta de sintonía, no dejaban de ser dos jugadores con potencial y calidad para sumar en el grupo y era ya consabido que no se iban a llevar a cabo fichajes este verano aunque se pudieran dar salidas, más además de las del galés y el colombiano. La marcha de éstos no se iba a traducir en fichajes aunque sí se iban a recuperar a varios de los cedidos como fue el caso de Odriozola u Odegaard.
Pero Zidane tenía razón. Sus decisiones siempre están discutidas, pese a que lleve bajo el brazo ya tres Champions. Cada movimiento se mira con lupa y que llevó a acometer con Bale y James también lo iba a ser pero, como suele ser ya habitual con el francés, tenía razón. El arranque de ambos futbolistas en la Premier está demostrando una vez más la idoneidad de los pasos que decidió dar el entrenador blanco con su plantilla.
No arrancan en la Premier
Para empezar Gareth Bale. Los números hablan por sí solos. Desde que regresó a Londres, el galés solo ha disputado 11 partidos con los Spurs. Y en este caso no son por sus continuas lesiones, que ha tenido ya algunas allí, es una cuestión meramente deportiva. Mourinho le ha colocado en un segundo plano a tener de su rendimiento y aportación cuando salta al ruedo. De hecho, en Premier solo ha disputado un partido como titular en lo que va de temporada y saltó al verde en tres ocasiones más. También titular en Copa y ha salido de inicio en los seis partidos de Europa League, donde sí tuvo continuidad con equipos como el LASK Linz, Antwerp y Ludogorets. Lleva tres goles, uno en cada competición.
Y al otro lado, James Rodríguez. Sobre el colombiano se ciernen las dudas en las últimas semanas. Comenzó como un tiro con el Everton, jugándolo todo. 10 partidos de Premier League, todos como titular, y tres goles. Otro también de Copa. Pero el cafetero tuvo una lesión muscular a inicios del mes de diciembre, a poco que agarró continuidad, lesión. Y desde entonces… apagón. El jugador lleva supuestamente lesionado desde entonces y tiene minutos desde el 5 de diciembre ante el Burnley. Recientemente se han dado declaraciones contradictorias entre él y Ancelotti. El jugador dice que está ya recuperado y el técnico italiano le ha dejado fuera de sus planes para esta próxima jornada. Le espera, supuestamente, para dentro de una semana.